Isidro Solórzano: “La visión de Madrid era preparar olímpicos y en Cantabria eso quedaba lejos, pero me quedo con ese atletismo altruista de mis inicios”

Isidro Solórzano

Texto de Ángela Ruiz Terán

Imágenes: RFEA Y PEDRO ABOITIZ

Domingo. 10 de la mañana. Sin trenes ni autobuses a la puerta de su casa pero con la parada de destino clara. En un pueblo cualquiera de la por aquel entonces provincia de Santander correr era solo la excusa para juntarse los de siempre a la vera de una línea de salida. Ahí entendió Isidro Solórzano lo que era y debía ser el atletismo. Ser atleta como experiencia de vida, sin vanidades ni pretensiones: “Siempre consideré el deporte como una época de tu vida, no tu vida”, sentencia Solórzano. Un atleta que no buscó nada y encontró todo para un chaval de 15 años: valores, ilusión y amistad. Eso y dos piernas fue lo único que necesitó para ser atleta, para llevar su nombre a la cima del mediofondo español y dejar que sus huellas fueran las últimas en grabar la ceniza y las primeras en pisar el tartán. Isidro estrenó la primera pista sintética del país, Vallehermoso. Allí sus zapatillas volaban distinto a como lo hacían en la ceniza de Sniace o los bosques de Cantabria. Allí construyó un legado en el que figuran siete internacionalidades en Campeonatos de Europa, siendo finalista en uno de ellos, y dos veces campeón de España de 800 metros (aire libre y pista cubierta). Pero su primera internacionalidad no fue más que seguir el proceso marcado para todo atleta de la élite nacional: “No supuso un antes y un después porque estaba ya dentro de ese mundillo, de los mejores en el 800 español”. Y es que después de todo, Isidro vuelve a sus inicios. “Me acuerdo de todos los que compartieron conmigo esos años en Cantabria. Hacíamos lo posible por ganar como equipo, era muy bonito”, afirma. Quizás por eso ahora no recuerde tanto sus medallas como la sencillez de un deporte que marcó su juventud. En su libro de vida, el atletismo escribió un capítulo que aún no se ha cerrado en la región pues Isidro permanece como segundo cántabro de siempre en 800 metros. Algo que solo está al alcance de quien marca una época.

-¿Cuál era la base del atletismo hace más de 50 años?

Los colegios, esos eran los sitios donde se empezaba porque tenían una sección de deporte. Siempre había algún profesor al que le interesaba, el mío fue el profesor de matemáticas quien me seleccionó para correr al día siguiente y a mí me pareció bien. Tendría 12 años y gané esa carrera en el mismo patio del colegio. A partir de ahí ya el colegio también tenía un pequeño equipo en el que competíamos con otros colegios en la pista de ceniza de Sniace y en los crosses. Creo que la verdadera cantera del atletismo fueron los crosses populares que hacían los pequeños ayuntamientos en las fiestas de pueblo, todos los domingos había una competición en un pueblo. Eso fomentaba mucho la unión entre nosotros, gente de toda la provincia, porque nos veíamos todos los fines de semana. Después empezaron las competiciones entre clubs dentro de Cantabria y más tarde vinieron los Juegos del Cantábrico que incentivaron mucho el deporte en toda la cornisa cantábrica. Era una época muy bonita porque vivíamos una vida de jóvenes dentro de una actividad como el atletismo, hacíamos vida social entre nosotros.

-¿Cómo se entrenaba en nuestro país y  en concreto  en Cantabria en aquella época?

Los entrenadores eran aficionados y hacían lo que podían. No era como hoy en día, que es mucho más metódico y con más información. El primer entrenador que tuve en Cantabria fue Luis González Ruiz, era atleta, no tenía título de entrenador pero era un amante del atletismo, leía mucho sobre lo que se podía hacer y lo que no. Recuerdo con mucha nostalgia y con mucho cariño esa época. Entrenábamos lo que podíamos, hacíamos lo que se le ocurría al entrenador en ese momento: bosque, series, cuestas…, pero sin ninguna metodología. Las dificultades para hacer deporte en aquella época eran muy grandes. En un pueblo de Cantabria donde no había autobuses ni trenes, poder moverte e ir a los crosses cada fin de semana era complicado. Las únicas dos pistas que teníamos en todo Cantabria eran la Sniace y otra en Los Corrales de Buelna, ambas de ceniza y vinculadas a empresas. Las pistas de tartán yo las conocí ya en Madrid cuando marché con la beca de la Blume en septiembre del 68. Ese año todavía había ceniza y fue al año siguiente cuando aparece la primera pista de tartán en Madrid, que fue Vallehermoso. Después ya vinieron todas las demás en el resto de España.

-Fue uno de los privilegiados que pisó el primer tartán español en Vallehermoso, con la evolución que eso suponía en el atletismo español. ¿Notó Isidro atleta ese cambió también Cantabria-Madrid?

Fue un salto pasar de una cosa muy primitiva como era el atletismo en Cantabria en aquella época a un mayor nivel en Madrid, con mejor organización e instalaciones. La visión de Madrid era preparar gente que pudiera ir a las olimpiadas y en Cantabria eso les quedaba muy lejos. Era un atletismo ya organizado a través de una federación, entrenadores que trabajaban para ella y que daban servicio a la residencia Blume y los colegios. En la Blume en Madrid creo recordar que éramos en torno a 45 personas de todos los deportes y las becas eran limitadas porque el dinero era muy limitado, todo lo que hacían era darte una beca de estancia, de manutención y poder dormir en una residencia de deportistas cuya vida era el deporte y a la vez te pagaban los estudios en la universidad. A cambio tenías que someterte a los entrenamientos que te ordenara el entrenador. En aquella época se compaginaba bien porque todo era más altruista, lo mismo el deporte, que no era tan exigente, que los estudios.

-A continuación de Vallehermoso llegó la pista sintética de la Universitaria de Barcelona en 1970, donde tres años más tarde se celebró el Campeonato de España en el que fue oro. ¿Cómo recuerda esa competición que le puso al frente del 800 español?

Ese fui mi mejor año, mi mejor experiencia y mi mejor carrera. Estaba muy en forma, yo creo que ahí podía haberme acercado mucho al récord de España, si no batirlo. Fue una carrera lenta, táctica para ganar el campeonato y aún así saqué casi 2 segundos al segundo clasificado. De haber salido en una competición de más alto nivel, con más gente y buenas marcas, creo que en esa carrera podría haber batido el récord de España. Siempre pensé que ya lo batiría más adelante y que en ese momento iba a ganar el campeonato. Pero ya en el 74 quedé segundo, ahí estaba en época de retirada. Ya no me interesaba demasiado el deporte sino otras cosas porque había terminado la carrera. Siempre consideré el deporte como una época de mi vida, no mi vida. Y a día de hoy volvería a hacer lo mismo. Dedicar una parte de tu vida al deporte es fundamental para todo el mundo, es una época muy bonita de formación y valores pero en mi caso consideré que no podía dedicar mi vida entera a ser el mejor del mundo en 800 metros porque se me quedaba corto de contenido. Por eso siempre lo enfoqué como etapa.

-En el año 73 fue sancionado, junto con un grupo de atletas más, a tres años de prohibición de competir por reclamar mejores condiciones y dietas. ¿Cómo repercutió esto en su trayectoria deportiva?

Demandamos unas condiciones para ir a la Universiada a Moscú y esto nos acarreó tres años de prohibición de competir. Sin embargo levantaron la sanción antes, por eso pude competir al año siguiente. Hoy en día no lo hubiese hecho y me arrepiento de haber participado porque -viéndolo desde una perspectiva de muchos años- no fuimos justos con la federación. La federación nos había ayudado, nos había dado becas, y resulta que en un momento determinado nos revelamos y decimos que no vamos a la Universiada si no se cumplen unas condiciones. Es verdad que en muchos puntos teníamos razón pero eso no significa nada, al final todo hay que ponerlo en una balanza y a veces hay que ceder. Estábamos descontentos con lo abandonados que estábamos por parte de la federación y eso nos fastidiaba un poco. Pero ya digo que no lo volvería a hacer. Ocurrió en agosto del 73 y en marzo levantaron la sanción, pero ya nos habían quitado las becas. En ese momento ya estaba pensando que el atletismo se estaba acabando para mí y empecé a poner el foco en otras cosas. Eso fue la gota que aceleró ese abandono del atletismo y pensar en hacer otras cosas en la vida.

-Tras su segundo campeonato de España de 800 metros, esta vez en pista cubierta, los vecinos de Oruña decidieron hacerle un homenaje creando lo que ahora es el Medio Maratón Bajo Pas, ¿qué significó ese reconocimiento?

Juanjo -la persona que organiza esa carrera- y yo íbamos a la escuela juntos y él entendió que el pueblo me debía algo, que había que hacerme un homenaje. Entonces la carrera que hoy día se ha convertido en media maratón salió justo de mi casa en esa primera edición. Fue muy emocionante para mí pero sobre todo para mi madre. Mi padre, en cambio, no era muy partidario de que corriera, consideraba que eso de correr era perder el tiempo, no entendía que en vez de ayudar en la cuadra o en el campo me fuera por ahí a correr. Mi madre sí lo entendía mejor porque le gustaba que viniera con un trofeo a casa.

El atletismo en aquellos años tenía repercusión, hacías una carrera de cross y al día siguiente salía media página en el periódico hablando de esa prueba y eso te emocionaba mucho, salir en el periódico con 14 años te enorgullecía.

Presentación Medio Maratón Bajo Pas

-¿Cómo ve el atletismo actual?

Ha cambiado mucho, sobre todo en que hace 50 años era una cosa absolutamente de unos amigos que les gustaba salir a correr, ni entrenabas, igual salías a correr un poco el día anterior a la competición y ya, cosa que debería ser lo contrario, descansar. Era pura afición y absolutamente altruista, no pensabas más que en divertirte corriendo. Hoy día ya no, el enfoque es absolutamente profesional en el buen sentido. Pero si me apuras me quedo con esa época de deporte amateur, sin presión, sin pensar más allá. Era muy emocionante ver cómo, en aquel entonces, gente de tan lejos como Castro Urdiales venía a competir, me acuerdo de todos ellos. Entonces hacíamos lo posible para ganar como equipo, era muy bonito. Esa manera de hacer deporte de forma tan altruista me encanta, haría todo lo posible para ayudar a fomentar una actividad tan bonita como era el atletismo en esa época enfocándolo de esa manera.

Campeones de España absolutos al aire libre 

Campeones de España absolutos de pista cubierta